Los lunares aparecen por la concentración de unas células pigmentadas en la piel que se denominan melanocitos. Algunos son peligrosos ya que pueden derivar en cáncer de piel y son denominados como melanomas. Se diagnostican entre 2 y 3 millones de casos de cáncer de piel por año, de los cuales 230.000, corresponden a melanoma.
El término médico que se utiliza para denominarlos es “nevos”. Son un tipo frecuente de crecimiento en la piel ocasionado por un grupo de células pigmentadas. Suelen aparecer durante la niñez y la adolescencia y es normal que todos tengamos entre 10 y 40 lunares. Algunos permanecen iguales toda la vida y otros, cambian de aspecto o pueden desaparecer con el tiempo.
La mayoría son benignos por lo que en raros casos se vuelven cancerígenos. Aún así, es importante controlarlos para detectar a tiempo posibles casos de cáncer de piel, especialmente el melanoma maligno.
Pueden ser rosados, morenos o marrones. Pueden ser planos o elevados. Generalmente son redondos u ovalados y de un tamaño no mayor al de una goma de borrar. A continuación detallamos los tipos más comunes:
El melanoma es la complicación principal de los lunares. Algunas personas tienen mayor riesgo por cuestiones genéticas. Pero además, entre los factores que aumentan el riesgo de melanoma podemos mencionar:
En líneas generales, podemos decir que el control de los nevos debe realizarse al menos una vez al año en una consulta dermatológica. Como decíamos anteriormente, hay determinados casos en los que el control tiene que ser quizás más frecuente, como cuando el paciente presenta antecedentes personales o familiares de cáncer de piel o de otro tipo de cáncer, cuando se detectan nevos atípicos, con un tamaño o forma diferente, cuando la piel es muy blanca, cuando el paciente tiene demasiados, en casos de inmunodepresión o de enfermedades genéticas que predisponen al cáncer del piel como el xeroderma pigmentoso, el albinismo, etc.
Los lunares del cuero cabelludo o la zona genital suelen ser más difíciles de controlar. Por este motivo, hay que hacer un seguimiento más seguido. Nos valemos de la exploración de la lesión, con la ayuda de la dermatoscopia óptica, para valorar las lesiones pigmentadas en la piel. Con mucha frecuencia esto es suficiente para establecer un diagnóstico concreto, pero en caso de que persistan las dudas, se puede realizar una biopsia diagnóstica de la mancha.
Se debe acudir a un dermatólogo en caso de notar:
La primera consulta siempre debe realizarse con un dermatólogo que es quien determinará si es benigno o maligno. Este profesional te derivará a un cirujano plástico para retirarlo o indicará si es más aconsejable quitarlo con láser.
No todos los lunares deben ser eliminados. En la mayoría de los casos se realiza con una finalidad estética. Pero también puede que el dermatólogo observe alguna lesión pigmentada irregular y realice una extracción y posterior biopsia del mismo para descartar la existencia de un cáncer de piel.
Por ejemplo, siempre que un lunar tenga prurito (picazón) es uno de los elementos que indican sacar quirúrgicamente y realizar el estudio histopatológico correspondiente. Entonces siempre es necesario evaluar el caso de cada paciente para determinar cuál es el método más efectivo.
Hay diversos métodos que se pueden emplear para eliminarlos. La elección de una técnica o de otra depende de varios factores como del tipo de lesión, su localización, la finalidad de la eliminación y la preferencia del paciente. Se pueden utilizar las siguientes técnicas:
Después de la cirugía, el proceso de recuperación suele ser rápido (entre 1 y 3 semanas) y la cicatriz se va atenuando con el paso del tiempo. No obstante, no todas las personas cicatrizan de la misma manera, ni todas las zonas del cuerpo cicatrizan igual.
Algunas recomendaciones posteriores a la cirugía son:
En el tratamiento láser, el médico puede recomendar una pomada especial que deberá aplicarse según las indicaciones. Estas cremas mejoran la cicatrización y hacen que la piel se cure más rápido.
En ambos casos, es fundamental que el paciente no se exponga al sol. Hay que proteger la piel de los rayos UV del sol y evitar así la aparición de nuevas manchas y lunares provocados por la sobreexposición al sol.
Generalmente, la eliminación de lunares con las técnicas comentadas anteriormente, no genera complicaciones ni efectos secundarios si se realiza con un profesional certificado. Aún así, como en todo procedimiento, en raras ocasiones puede aparecer: