El rostro anguloso, tanto en hombres como en mujeres, se considera un rasgo distintivo del carácter. Sin embargo, algunas personas con marcados ángulos faciales prefieren unos rasgos más armoniosos y menos pronunciados porque, en ellos, crea una sensación de malestar.
Ciertos rasgos del rostro pueden darle un aspecto especialmente marcado, como la mandíbula cuadrada, el mentón o los pómulos altos. No siempre se considera una imperfección, pero algunas personas, tanto hombres como mujeres, no se sienten cómodas con sus rasgos y recurren a la medicina y cirugía estética para suavizar el rostro. Actualmente disponemos de varios tratamientos y, mientras que antes dependíamos exclusivamente de la cirugía, ahora existen opciones no invasivas que dan resultados igualmente efectivos.
Las causas, como siempre, pueden ser de diferente naturaleza. Algunas personas simplemente nacen con rasgos más angulosos debido a un factor general que concierne a la herencia de los rasgos faciales, determinados al nacer, y que serán cada vez más marcados a medida que envejezcan.
Pero también puede suceder que los efectos del envejecimiento o ciertas enfermedades debilitantes provoquen un cambio en los rasgos y características faciales. Con la edad, de hecho, la piel se adelgaza y también se produce una pérdida de peso y tejido graso en el rostro. Se trata de procesos que se dan tanto de forma natural como a consecuencia de diferentes patologías especialmente debilitantes, que pueden dar lugar a una mayor acentuación de los rasgos faciales.
Los rellenos de ácido hialurónico son muy utilizados para rellenar huecos faciales. El tratamiento consiste en una infiltración de ácido hialurónico especialmente denso en la zona elegida, realizada mediante jeringas provistas de agujas muy finas. Este tratamiento servirá para que los rasgos del rostro sean más uniformes y armoniosos, rellenando las zonas demasiado huecas, y así hacerlas más suaves y redondas.
Los efectos son inmediatos y de duración variable (unos 12-18 meses) en función del grado de absorción, que varía según el individuo.
Este tratamiento es extremadamente efectivo para restaurar la forma y el volumen de una cara angulosa o hundida. Consiste en la infiltración de células grasas autólogas en la zona afectada del rostro. La primera etapa del tratamiento consiste en una simple liposucción que extrae la grasa propia y la transfiere al rostro. Para someterse a este particular tratamiento, es necesario que el paciente no sea excesivamente delgado y por tanto disponga de zonas anatómicas de las que extraer el tejido graso. A diferencia de los fillers, donde el ácido hialurónico sufrirá una reabsorción, en el lipofilling las células grasas se agarrarán a la zona de infiltración para obtener un resultado mucho más duradero.
La forma de la mandíbula es uno de los elementos del rostro que más puede acentuar las formas y cuando es marcadamente cuadrada, si el paciente lo desea, puede operarse para reducir la mandíbula y remodelarla según sus gustos (siempre siguiendo el consejo de un especialista, por supuesto). La operación se realiza bajo anestesia general y su duración varía de 1 a 2 horas, según sea el caso. Para acceder al hueso mandibular se realiza una incisión en el interior de la boca (intraoral), con el fin de poder retirar la parte de tejido óseo sobrante. Al final del procedimiento, se realiza una sutura absorbible. La intervención requiere unas 2 noches de hospitalización. Inicialmente se produce una ligera hinchazón de la zona tratada que irá desapareciendo con el paso de los días y, paulatinamente, los resultados reales de la intervención, que serán permanentes, se hacen visibles.